Tuesday, December 27, 2005

Desnudos de todo saber

Anoche leí una revista cordobesa dedicada a la actividad cultural y me sentí decepcionado. Visualmente está muy bien lograda pero la redacción exuda academicismos que no pueden hacer más que espantar al lector de a pie.
Recuerdo que cuando entrevisté a Adolfo Bioy Casares este me dijo con fino humor que se sentía halagado porque tantos profesores y profesoras pensaran que sabía algo "de todo eso", en referencia al denominado saber linguístico y verdaderamente pienso que no es más que un código cerrado en el que la comunicación es casi imposible.
El propio Bioy me dijo que "La invención de Morel", su obra más amada por los estructuralistas y postestructuralistas "no está bien escrita". "Borges me dijo que era una buena idea pero que no podía ser llevada a la práctica", recordó el gran escritor argentino y después reconoció que a partir de allí se propuso metas asequibles, logrando a mi juicio sus mejores resultados.
Una de las características de la obra de Bioy que más me llamó la atención fue justamente el casi omnipresente sentido del humor. Cuando se lo dije, comentándole que muchas veces me reía a carcajadas en medio de la lectura de una de sus novelas, se le iluminó la mirada. Probablemente haya sido la primera oportunidad en esa larga jornada en la Universidad Nacional del Litoral en donde alguien dio en el clavo a la hora de hablar de su obra.
No quiero extenderme demasiado pero creo que a la literatura, como al arte en general, hay que acercarse sin prejuicios ni preconceptos. Podría incluso decir que hay que tomar los libros desnudos de todo supuesto saber.

El proceso de redacción

Mi amigo me preguntó si el libro se titulará "Desde el interior" y después de pensarlo le contesté que probablemente no y le expliqué que esto no es más que un borrador donde voy dejando ideas que pueden servirme o no para la redacción final del texto.
"Por lo menos en mi caso siempre parto de un borrador en el que escribo a un 30 o 40 por ciento de mi capacidad. Después utilizo algunos fragmentos y descarto otros", le dije cuando se interesó por el proceso de redacción de un texto "de largo alcance". "Te falta plantar un árbol y tener un hijo", me dijo con una sonrisa, echando mano a una frase remanida, lo que me dio pie para explicarle que uno de los obstáculos a sortear cada vez que se posan los dedos sobre un teclado son justamente los lugares comunes y las frases hechas.
Lo más difícil de manejar, no obstante, es el tono adecuado y el tiempo de la narración, además, claro está, del género que se piensa utilizar.
Como dije en uno de los primeros textos que publiqué en este blog, tengo debilidad por los géneros híbridos. Hace unos años redacté un ensayo mitad autobiográfico y mitad testimonial que todavía no conoció la imprenta.
Hablando de la posibilidad de editar, el propietario del diario donde trabajo hace casi diez años se mostró interesado en publicar el nuevo volumen, hecho que me alienta todavía más para avanzar.

Monday, December 26, 2005

De géneros y escritores

No es esta la mejor época del año para escribir. En el diario se amontonan suplementos y los compromisos se multiplican a medida que se acerca el 31 de diciembre.
Hoy estuve hablando con un viejo amigo, quien me alentó para continuar con este cuaderno de notas y me preguntó por qué pierdo el tiempo leyendo a escritores tan poco recordados y valiosos como Miguel Cané.
Le dije simplemente que para mi no hay géneros menores sino escritores menores y que Cané fue bueno en su rubro, tal como puede comprobarse releyendo sus libros de viajes por países latinoamericanos en los que se desempeñó como representante del gobierno argentino, en la segunda mitad del siglo XIX.
"Pudo haber escrito bien pero fue de derecha", me retrucó mi interlocutor, demostrándome que no estaba dispuesto a dejarse tentar por ninguna de sus obras. "En realidad no fue de derecha. Cané era liberal", respondí, temiendo embarcarme en una bizantina discusión en la que me hubiera forzado a explicarle que un liberal no es un Álvaro Alsogaray, sino un progresista, un reformista, como lo fueron Sarmiento y Alberdi.
La confusión es grande y por suerte mi amigo se distrajo contemplando las imágenes del devastador tsunami que azotó el sudeste asiático hace un año y que la TV del bar ubicado frente a la redacción, se empecinaba en mostrar una y otra vez.

Saturday, December 24, 2005

Rosas y Sarmiento en el shopping

Fuimos a coincidir en la caja de la bien provista y pulcra librería del gigantesco shopping que presentaba el aspecto despoblado de la mañana de un día de semana. Él tenía una edad parecida a la mía pero vestía de forma diferente, con un extravagante saco color natural, típico de los países centroamericanos.
Escuché claramente a la vendedora aconsejarle que optara por la edición de Losada, un sello "serio que seguramente tendrá buenas notas y comentarios al pie".
El comprador le hizo caso y mientras recibía mi cambio alcancé a ver de qué libro se trataba. No pude dejar de sonreirme por dentro. Yo había comprado una rareza, los ensayos y narraciones de viajes de Miguel Cané, uno de los autores más destacados de la Generación del 80 y el joven, una edición comentada del Martín Fierro...
Fue así como Rosas y Sarmiento, dos inconciliables, coincidieron en la reluciente librería de un shopping, una mañana de diciembre de 2005.

Tuesday, December 20, 2005

Transiciones históricas

Los cambios históricos también atraviesan períodos de gestación y es allí adonde conviene situar cualquier narración, sea de ficción o no. Hay abundantes ejemplos y sin echar mano a mi biblioteca, debo mencionar "Memorias de Adriano", de Marguerite Yourcenar, en el terreno de la ficción e "Historia de Roma", en el rubro ensayos históricos, del periodista italiano Indro Montanelli.

Transiciones

Me gustan los límites, las transiciones. Quizá es por ello que insisto con una mezcla híbrida de géneros y subgéneros. La luz casi imperceptible que sigue a la puesta del sol, esculpiendo el rostro de una mujer que está dejando atrás la juventud para convertirse en madura. El cambio de movimiento en una sinfonía...

Monday, December 19, 2005

De escritores y periódicos

Tradicionalmente el periodismo gráfico ha sido el reducto de escritores que buscan una forma digna de ganarse la vida. Sin embargo, a pesar de las ventajas de contar con un empleo, la labor en las redacciones termina afectando sus capacidades creadoras.
Este fenómeno se agudiza en el interior del país, donde es común que un solo redactor se vea forzado a completar dos, tres o más páginas diarias. Después de tipear alrededor de trescientas líneas ¿qué posibilidad tiene un redactor de retomar su trabajo de escritor y lo que es más importante, de producir un texto de calidad?
Los periodistas más jóvenes, en su mayoría graduados en la carrera de Comunicación en universidades estatales o privadas, se ilusionan con la posibilidad de incursionar en las trilladas corrientes del "nuevo periodismo" que Tom Wolfe investigó hace varias décadas.
El resultado no puede ser más desalentador: producen textos plagados de lugares comunes, escasos en recursos técnicos y de sintaxis vacilante.
Esto es así porque para hacer nuevo periodismo, en la terminología del escritor norteamericano, hay que contar con un talento innato y el entrenamiento suficiente para dominar el siempre inasible lenguaje, aprovechando al máximo sus múltiples herramientas.
Personalmente aconsejo a los periodistas novatos dejar las aspiraciones literarias para la situación y el momento adecuados. Si Bioy Casares, luego de publicar "La Invención de Morel", comprendió que debía evitar en lo sucesivo los párrafos largos, imagínense lo que debería hacer un joven redactor de un humilde periódico de provincia.

Wednesday, December 14, 2005

Escritores cocoliches

Escribir desde el interior no es una tarea sencilla. Quienes nacimos y crecimos en las provincias de Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos provenimos generalmente de inmigrantes europeos que llegaron a nuestro país con más carencias que pertenencias. El obstáculo mayor que encontraron nuestros antepasados fue, sin embargo, el idiomático. Debieron pasar varias generaciones para que los nuevos argentinos comenzaran a dominar la lengua española y aún hoy, los escritores de origen italiano o alemán tienen dificultades para expresarse de manera escrita.
Adolfo Bioy Casares lo advirtió y lo explotó en varias de sus novelas. Cuando lo entrevisté en Santa Fe, poco antes de morir, se divirtió comentando cuestiones relacionadas con el denominado "cocoliche", la sublengua que hablaban y escribían las primeras y segundas generaciones de inmigrantes.
A mi no solamente me divierten sino que me emocionan los restos de cocoliche que encuentro en los ignotos escritores de la Pampa Gringa. Me recuerdan a mis ancestros, a mi abuela diciendo "bayonesa" en lugar de mayonesa, mientras preparaba la comida de los domingos...
En un planeta cada día menos puro, el arte debe ser tan perfecto como auténtico.

Un lugar en el mundo

Me gusta viajar aunque no soy un fanático. Cada vez que lo hago lo disfruto al máximo, trato de observar todo lo que puedo. Voy no solamente a sitios turísticos, sino también a ciudades del interior como Rosario, Buenos Aires y Córdoba.
Donde más a gusto me siento es en las pequeñas localidades de la denominada Pampa Gringa, donde me crié y todavía vivo.
Claro que a la hora de salir de vacaciones prefiero lugares impactantes como la cordillera de los Andes, especialmente la parte correspondiente a Cuyo y el Noroeste.
Nuestras últimas vacaciones las pasamos justamente con mi pareja Silvina entre las provincias de La Rioja, San Juan y Mendoza.
Tengo varias fotografías para compartir de ese viaje, como por ejemplo la que figura arriba, donde estoy posando en el Barreal blanco, un lugar impresionante del sudoeste sanjuanino, con el cerro Mercedario detrás.
Ese cerro es uno de los más altos de América y obtuvo trascendencia al ser escenario de la catástrofe aérea que dio lugar al libro y la película Viven.
Cerca de allí se encuentra el observatorio astronómico El Leoncito, donde se pueden hacer observaciones y pasar la noche en cómodas instalaciones.
Me gustan los Andes porque son imponentemente bellos, porque inspiran respeto y regocijan el espíritu con sus paisajes.
Si tuviera que elegir un lugar en el mundo no lo dudaría y optaría por Barreal, en la provincia argentina de San Juan.

Tuesday, December 13, 2005

Desde el interior

Bueno, aquí estoy, dando inicio a esta suerte de borrador de lo que espero sea mi nuevo libro, a fines del año próximo.
Se preguntarán por qué desde el interior y debo aclararles que tengo predilección por las frases de sentidos múltiples.
Desde el interior refiere de manera simultánea a un espacio vivencial y a otro geográfico, desde donde aguardo se vayan enunciando los relatos que darán forma al libro.
Como habrán advertido, se tratará de un género híbrido que me permitirá encadenar hechos relacionados con la actualidad, la política, el periodismo y la cultura.
La mirada será siempre excéntrica por lo que se apoyará enteramente en un punto de vista basado en las vivencias de un escritor del interior del país.
Creo no equivocarme si digo que, salvando las distancias, Sarmiento se propuso algo parecido con sus Recuerdos de provincia, aunque en mi caso no se tratará de un texto preponderantemente autobiográfico.