Monday, December 19, 2005

De escritores y periódicos

Tradicionalmente el periodismo gráfico ha sido el reducto de escritores que buscan una forma digna de ganarse la vida. Sin embargo, a pesar de las ventajas de contar con un empleo, la labor en las redacciones termina afectando sus capacidades creadoras.
Este fenómeno se agudiza en el interior del país, donde es común que un solo redactor se vea forzado a completar dos, tres o más páginas diarias. Después de tipear alrededor de trescientas líneas ¿qué posibilidad tiene un redactor de retomar su trabajo de escritor y lo que es más importante, de producir un texto de calidad?
Los periodistas más jóvenes, en su mayoría graduados en la carrera de Comunicación en universidades estatales o privadas, se ilusionan con la posibilidad de incursionar en las trilladas corrientes del "nuevo periodismo" que Tom Wolfe investigó hace varias décadas.
El resultado no puede ser más desalentador: producen textos plagados de lugares comunes, escasos en recursos técnicos y de sintaxis vacilante.
Esto es así porque para hacer nuevo periodismo, en la terminología del escritor norteamericano, hay que contar con un talento innato y el entrenamiento suficiente para dominar el siempre inasible lenguaje, aprovechando al máximo sus múltiples herramientas.
Personalmente aconsejo a los periodistas novatos dejar las aspiraciones literarias para la situación y el momento adecuados. Si Bioy Casares, luego de publicar "La Invención de Morel", comprendió que debía evitar en lo sucesivo los párrafos largos, imagínense lo que debería hacer un joven redactor de un humilde periódico de provincia.