Monday, September 17, 2007

La fotografía como reproducción de la realidad

Para el especialista francés, Francois Soulages, es uno de los máximos prejuicios. En su libro “Estética de la fotografía”, considera que toda reflexión sobre la actividad fotográfica debe ser capaz de aceptar que ésta se encuentra, impregnada de una puesta en escena, incluso en aquellos géneros que tradicionalmente se cree que están ligados a la realidad, como por ejemplo el reportaje fotográfico y el fotoperiodismo.
A continuación, un resumen de la postura de este autor:
La fotografía, ¿puede darnos el objeto por fotografiar? ¿Es realmente la prueba de un acontecimiento, un fenómeno o una existencia, o no es siempre ante todo una puesta en escena? Algunos responderán: “la fotografía es una prueba de la existencia efectiva de un acontecimiento; hasta es un reflejo; en esto tiene relación con la objetividad”. Esta opinión es uno de los principales prejuicios referentes a la fotografía, y designa una de las principales funciones. Podemos ubicar este prejuicio y su función en cinco campos que hemos escogido por su capacidad de ejemplificación: la fotografía del reportaje; la fotografía doméstica; la fotografía erótica o pornográfica; la fotografía publicitaria y algunas doctrinas sobre la fotografía.
La fotografía del reportaje: supuestamente esta fotografía nos reporta lo que “realmente” ocurrió, como si estuviéramos allí. Nos permite tener el don de la ubicuidad, estar en ese otro lugar y ese otro tiempo donde no estamos, pero que fueron, que “realmente” existieron.
La fotografía doméstica: nos permite recordar nuestro pasado y sobre todo, probarnos que lo vivimos de tal o cual manera, mejor de lo que vivimos nuestro presente. Garantiza un verdadero doble cogito fotográfico: primero, fui fotografiado así, por lo tanto existí así; luego, fui fotografiado, por lo tanto existí.
La fotografía erótica o pornográfica: esta fotografía pretende ser la prueba de una acción real que merece ser mirada. Si estas fotografías se venden y se compran es porque el cliente cree que su imaginación o su recuerdo son inferiores ontológicamente a esa fotografía testigo, a esa fotografía llamativa para mirones.
La fotografía publicitaria: su función es probarnos que lo que se fotografió es lo real, y por lo tanto realmente existe: “lo real existe como usted se lo imagina; no soy una imagen de una imagen, soy una imagen de lo real-nos dice la foto-; por tanto, con sobrada razón lo real es deseable y en consecuencia, consumible y comprable”.
Soulages también retoma las teorías de Roland Barthes, a las que sintetiza con la frase “eso fue” y que considera que en realidad debería ser convertida a “eso fue actuado”.