Las elecciones en la provincia de Córdoba terminaron envueltas en un escándalo de proporciones. Más allá del resultado que se confirme, está claro que la credibilidad y legitimidad de la nueva gestión se ha hecho añicos.
¿Qué grado de confianza puede inspirar en los ciudadanos una administración que llegue al poder a través de un camino tan sinuoso?
No hace falta investigar demasiado para advertir que las autoridades provinciales y nacionales manipularon el escrutinio provisorio con el fin de instalar en la opinión pública un resultado que podría no coincidir con la realidad.
De hecho, en nuestra provincia ocurrió algo similar, dado que el encuestador Julio Aurelio difundió unos días antes de los comicios un sondeo de intención de votos que como ya dijo CASTELLANOS parecía una obra de realismo mágico y no un estudio científico.
A diferencia de lo que ocurrió en Córdoba, en nuestra provincia la ventaja del Frente Progresista fue tan amplia que cualquier maniobra para torcer la voluntad popular hubiera sido insuficiente.
Cabe preguntarse, en ese sentido, qué hubiera pasado si la ventaja hubiese sido menor a los cinco puntos y una de las respuestas es que podríamos estar padeciendo lo mismo que los cordobeses.
En rigor los fiscales de la oposición detectaron en varias localidades de la provincia boletas “truchas”, impresas con ligeros errores con el fin de hacer caer a los incautos provocando la anulación de sus sufragios.
También se detectaron acciones proselitistas en pleno acto eleccionario en localidades como San Lorenzo.
Ni hablar de las violaciones a la ley de campañas provincial, protagonizadas por el propio presidente Néstor Kirchner y el propio gobernador Jorge Obeid.
Sin ir más lejos, en una localidad de nuestro departamento se anularon los comicios luego de detectarse una importante cantidad de “votos marcados”.Recuperar la democracia demandó grandes sacrificios a la sociedad argentina y dilapidarla simplemente por apetencias personal y sed de poder representa una actitud insensata que podríamos llegar a pagar muy caro en un futuro mediato.