Bajar a la ciudad de Mendoza luego de varias semanas en el interior de la provincia de San Juan es uno de mi placeres secretos más apreciados. La despojada y austera paz que uno disfruta recorriendo las comarcas andinas contrasta con el aire cosmopolita y ligeramente aristocrático de la capital mendocina.
La última vez que hice el periplo quedé impactado por los avances que registró la urbe durante los últimos años. No conocía los nuevos barrios que conforman El Challao y que ofrecen una vista estupenda de toda la ciudad, especialmente al caer la noche. Tampoco pensé que encontraría restoranes de primer nivel con ofertas gastronómicas a la altura de los centros turísticos más importantes del mundo.
La visita a una enoteca top me dejó perplejo: allí no expenden vinos sanjuaninos, una actitud localista que contrasta notablemente con el espíritu cosmopolita que se impone en la ciudad.