La proximidad de una nueva mudanza facilitó mi reencuentro con viejos títulos de mi biblioteca que ya me había olvidado que existían. Entre todos ellos rescaté el "número uno del año uno" de La Anunciación, una revista literaria que debe haber sido publicada entre finales de la década del ochenta y principios de los noventa.
De estilo sobrio, hasta podría decirse austero, la edición no tiene ni siquiera una fotografía o ilustración, lo que la hace todavía más singular y anacrónica, si se la compara con las revistas literarias de este siglo XXI, en donde las ilustraciones tienen más importancia que los textos, para beneplácito de los diseñadores gráficos.
La nota principal era un texto crítico sobre la tendencia predominante en la cultura de la época, donde comenzaba a tomar forma un discurso antidemocrático que con el tiempo no solo que no desapareció sino que incluso se fue acentuando, con la consagración de figuras políticas de sesgo claramente autoritario como Fidel Castro o Hugo Chávez.
Me pregunto qué pensará ahora su lúcido autor, el escritor Luis Thonis, de quien no he vuelto a tener referencias.
Cuando tomé contacto con su ideas tenía poco más de veinte años y me desempeñaba como crítico literario en el diario La Capital de Rosario. Había probado directamente el sabor insoportable del "nuevo dogma" en los años previos de la Universidad y su lectura reforzó la elección que durante mi temprana educación hice sobre la ideología liberal.
Ese artículo que el sábado volví a leer con detenimiento casi quince años después, fue el primer texto que encontré en donde no se denostaba la obra de Sarmiento sino que se la exaltaba, examinándola en su justa y real dimensión.