Durante la charla que ofreció en el Centro Cultural Parque de España de la ciudad de Rosario, Ribas se manifestó crítico del modelo barcelonés de desarrollo, señalando sin embargo que “este fue positivo hasta el año 1992”, cuando la ciudad catalana recibió los Juegos Olímpicos. “Se reconstruyeron los barrios marginales a través de un plan urbanizador, dotándoselos de los servicios básicos. Como la ciudad no tenía recursos para llevar a cabo dicho plan, se optó por utilizar a los juegos olímpicos como una excusa para obtener fondos de parte de Madrid, sin advertir que de esa manera ingresaron las multinacionales a la ciudad”, explicó.
“Hoy Barcelona es algo así como un parque temático que vive del turismo. Lo del diseño y todo lo demás es falso”, disparó con su franqueza habitual y agregó que “se han cargado todos los restaurantes y con ellos la cocina tradicional de Cataluña, algo que contradice los principios del nacionalismo que sí en cambio supieron aplicar los vascos”.
El editor de Ajoblanco indicó que “en Barcelona hoy prácticamente todo forma parte del sistema de franquicias, ya sean los restaurantes y las tiendas”.
Ribas también se refirió al momento actual de la cultura española, afirmando que existe una gran indiferencia por parte de los ciudadanos. “Hoy en mi país la gente se pasa todo”, sostuvo apelando a una expresión coloquial. “Los españoles de hoy se pasan el poder, los políticos, los periódicos, la televisión y lo único que interesa son los deportes o Internet”, afirmó.
No obstante, Ribas se definió como optimista dado que según su criterio, “la sociedad española se mantiene viva y no está aletargada, a diferencia de otras sociedades europeas”.
Asimismo, el intelectual español denunció que “el nacionalismo”, tanto en Cataluña como en otras regiones de España, “es la herramienta ideal para eliminar las reivindicaciones sociales”.
Exponente de la Contracultura
Formado por los jesuitas de Sarría, luego de culminar su bachillerato, Pepe Ribas ingresó a la Universidad de Barcelona para cursar la carrera de Derecho. Aunque, en la decadencia del franquismo, Ribas pudo darle rienda suelta a un proyecto que lo representaba mejor: la revista contracultural Ajoblanco, ésa que fundó con apenas veinte años y que, para 1977, tenía una tirada envidiable de cien mil ejemplares.
Desvinculado por algunos años de la dirección del proyecto, el catalán aprovechó el tiempo. En esa época creó Alfalfa (dedicada a la ecología) y La bañera (de contenidos literarios) y publicó además De que van las Comunas, Kavafis y la novela El Rostro Perdido. Entre 1987 y 2000 reflotó el proyecto Ajoblanco. Su visita a la Argentina se produce a poco de la edición nacional de “Los 70 a destajo”, un libro en el que rememora la experiencia de la mítica revista.
En su diálogo abierto con el público, Ribas abordó temas como la "producción de contenidos a partir de los cambios por los que atraviesa el texto según el medio y el lector, los condicionamientos de cada espacio, riesgos e interacción con el público", el "diseño y nuevos formatos, espacios y canales de expresión, tecnologías, lenguajes y saberes" y la "gestión de recursos, los medios masivos y los límites que imponen los grupos de poder versus la escasez de recursos del emprendimiento independiente".