Tuesday, January 02, 2007

Regreso a Barreal

Un año y nueve meses después finalmente regresamos a Barreal. Si bien está a poco más de mil kilómetros de Rosario, llegar hasta allí no resulta sencillo por el estado y la falta de caminos.
Pensábamos arribar al mediodía del sábado para pasar fin de año en el camping municipal, tras disfrutar de una noche en Mendoza.
Los planes se complicaron cuando a la mañana siguiente nos enteramos en Uspallata que el camino de ripio que une a esa ciudad mendocina con Barreal se encontraba cortado.
El rodeo que tuvimos que dar fue tan extenso como cansador, ya que debimos regresar a Mendoza y viajar por la ruta 40 hacia San Juan, donde tomamos el camino que lleva a San José de Jáchal.
A medio camino nos desviamos hacia el suroeste, a la altura de Talacasto, desde donde tomamos la ruta nueva a Calingasta.
Llegamos finalmente a las 19 del sábado, tras recorrer el camino de una sola vía que conecta con Calingasta.
El esfuerzo valió la pena porque a pesar de la fuerte tormenta de la noche anterior, el pueblo está cada día mejor, tan tranquilo como siempre y con sus bellezas naturales intactas.


Vista desde la cabaña del camping municipal.

El río Los Patos, versión veraniega.

Después de una noche de descanso nos levantamos bien temprano por la mañana para visitar la Pampa del Leoncito, desde donde pretendíamos fotografiar a los picos más altos de la cordillera andina.
Lamentablemente y después de más de dos horas de caminata, los picos se encontraban tapados por espesas nubes que impedían observar las nieves eternas.
Ello no impidió que hiciéramos unas bellas tomas y naturalmente, el sol nos quemara impiadosamente.

En la Pampa del Leoncito, casi dos años después.

Por la tarde tuvimos oportunidad de disfrutar del río Los Patos, que pasa por el norte de la localidad y nos mostró un brioso caudal tinto de verano que contrasta espléndidamente con el blanco inmaculado de los picos nevados.
El 2007 nos encontró gratamente extenuados y cómodamente instalados en una cabaña del complejo municipal, donde brindamos con un riquísimo Malbec sanjuanino que tuvimos oportunidad de degustar cuando aún se encontraba en fase de elaboración, en la bodega Augusto Pulenta, de Caucete, en marzo de 2005.
El viaje fue cansador pero valió la pena porque además del reencuentro dio lugar a nuevos proyectos como una travesía de 160 kilómetros por los picos más elevados de la región que de no mediar inconvenientes realizaremos en marzo próximo.