Tuesday, February 14, 2006

Destinos inesperados

Descubrimos el camino que lleva a Rodeo, en el noroeste de la provincia de San Juan, por un accidente: el policía que estaba de guardia en el puesto caminero de Huaco juzgó que la camioneta en la que nos conducíamos no era lo suficientemente alta como para vadear el agua que cubría la ruta nacional 40 y nos derivó por un viejo camino de ripio, en el que atravesamos varios túneles y contemplamos la belleza del atardecer en el embalse Cauquenes antes de arribar a San José de Jáchal.



Con alrededor de 20 mil habitantes, la ciudad más importante del norte sanjuanino nos recibió con el fervor inusual de un espectáculo que no esperábamos presenciar, la carrera ciclística conocida como Vuelta de San Juan.
Mientras intentábamos eludir la fila de ciclistas que recorría las calles y avenidas de una ciudad paralizada, pensamos en lo grato que resulta saber que los deportes menos populares todavía captan el interés de las multitudes en los pueblos de provincias.
Tras consultar los mapas disponibles y sabiendo que nos tomaría parte de la noche llegar a Barreal, transitando un camino que no conocíamos, optamos por dirigirnos a Rodeo, una pequeña localidad turística situada a unas decenas de kilómetros hacia el oeste, en dirección de la cordillera de los Andes.
El camino sumamente sinuoso, bordea el impetuoso río Jachal, ofreciendo imágenes que difícilmente puedan borrarse de la memoria del viajero.
Llegamos a destino tras eludir un camión de gran porte que venía en dirección opuesta, un verdadero riesgo puesto que ese tipo de vehículos solamente pueden transitar esta ruta con una autorización especial.
Nos detuvimos en los bordes del dique Cuesta del Viento, al que muchos consideran el paraíso del wind surf en Argentina pero que ofrece paisajes extraordinarios y una variada cantidad de aves que se dejan observar sin demasiados pudores.
La localidad es pequeña y remota pero está preparada para recibir con calidez a los turistas, ofreciendo delicadezas como un restaurante gourmet en medio de los cerros, adonde baja diariamente para almorzar y cenar el personal de las minas ubicadas en la alta montaña y donde se puede disfrutar de exquisitas truchas criadas en el lugar.