El problema básico al que se enfrenta un periodista hoy en la Argentina es la escasa preparación de los lectores. Con grandes franjas de la población empobrecidas tanto material como intelectualmente, nuestro país no es lo que se dice el escenario ideal para el periodismo de calidad.
¿Cómo hay que enfrentar a un lector apático que prácticamente no analiza ni interpreta lo que consume?, es la pregunta que acompaña a mucho de mis colegas.
El problema no es nuevo ni exclusivo de la Argentina pero se agudizó notablemente con las sucesivas crisis económicas que padeció nuestro país.
Asombra el grado de ignorancia que ostentan la mayoría de los jóvenes compatriotas. Su cultura parece acabar en el chat y los mensajes de texto.
¿Cómo se remedia eso? Obviamente que con educación pero en el día a día los medios de comunicación se ven obligados a enfrentar el problema.
Hace unos años la prensa trataba de educar. Los periodistas gráficos y radiales debían expresarse bien. Esa era la impronta y hoy lo siguen haciendo, aunque en una menor medida y careciendo absolutamente de la capacidad de discernimiento necesaria para poder contextualizar y evaluar los hechos noticiosos que difunden.
¿Qué se puede esperar de una sociedad si sus comunicadores y docentes no superan la media nacional, muy baja, por cierto?